jueves, 8 de octubre de 2015

En el día internacional de la niña: reflexiones sobre el generocidio en India y China



Existen pocas armas en el mundo
que son tan poderosas
como una niña con un libro en la mano
Malala Yousafzai

Premio Nobel de la Paz 2014

Apenas en 2011, la ONU acordó celebrar el día internacional de la niña para hacer conciencia en los países, de la importancia de promover que cambien las condiciones de las actuales y futuras generaciones de pequeñas. El festejo se inició en 2012, casi al mismo tiempo en que Malala Yousafzai, niña Paquistaní, luchaba por su vida por dos balazos que le dieron los Talibanes por atreverse a ir a la escuela. Entonces se  hizo manifiesto que mientras hubiera un lugar en el mundo donde hubiera ideologías que menospreciaran la vida y el desarrollo de las niñas, sociedades enteras estarán condenadas al atraso y a la pobreza.
Así pues, la ONU, reconoció que el empoderamiento de las niñas y la inversión en ellas, son fundamentales para el crecimiento económico de los pueblos, para el logro de todos los Objetivos de Desarrollo del Milenio, incluida la erradicación de la pobreza y la pobreza extrema.


En el mundo se requieren mayores acciones afirmativas para romper el ciclo de discriminación y violencia en que aún viven las niñas en diferentes partes del mundo y donde les niegan el disfrute de sus derechos humanos.


El empoderamiento de las niñas, requiere su participación activa en los procesos de toma de decisiones y el apoyo total de los padres, tutores, familiares y cuidadores, así como de los niños y los hombres y de la comunidad en general.[1]


A nivel de los estados, se requiere trabajar a fondo en generar cambios culturales que erradiquen ideologías de discriminación e incluso de la eliminación de las niñas antes de nacer, es decir de prácticas de  generocidio (del inglés gendercide) que se refieren al exterminio deliberado, sistemático y masivo de personas en base a su género. Hay, países en los que ser un embrión femenino y nacer niña se convierte en todo un reto de elemental sobrevivencia, veamos a continuación por qué.


En China e India nos encontramos ante un generocidio de niñas, mediante las prácticas cotidianas del aborto selectivo, el feticidio y el infanticidio femenino. En estos países muchas familias prefieren tener hijos varones, pues éstos serán los herederos del patrimonio material y del nombre de la familia. El papel social de las mujeres se encuentra tan devaluado que las hijas no representan ninguna “ventaja” o utilidad social para sus familias, sino por el contrario son vistas como una carga.


En algunos casos las mujeres abortan o son obligadas a abortar por sus parejas, cuando tras un ultrasonido, se enteran que esperan una niña, entonces intentan embarazarse de nuevo, hasta quedar embarazadas con un varón, a quien finalmente le permiten vivir.[1] Lo mismo se repite en los casos de feticidio e infanticidio. Este tipo de prácticas incluso se advierten en el mapa demográfico de estos países.


Más del 27% de los distritos de la India tienen una proporción de menos de 900 mujeres por cada mil varones, lo cual indica una arraigada práctica de feticidio e infanticidio femenino. Se calcula que cada año son abortados 500,000 fetos femeninos en India, únicamente debido a su sexo. En las comunidades más pobres de India, en donde la gente no puede pagar un ultrasonido para determinar el sexo del feto, el infanticidio femenino es una práctica más extendida que el aborto selectivo. Es común que los padres asesinen a las bebés dándoles leche envenenada.


Como una medida para disminuir los feticidios y los asesinatos de niñas en la india, el gobierno instaló cunas en todos los distritos del país para que los padres abandonaran allí a las niñas que no deseen, en lugar de asesinarlas.

El programa de cunas comenzó en 1992, se desarrolla en hospitales, centros de beneficencia y en oficinas de gobierno. Los padres pueden abandonar en esas cunas a las niñas, de manera anónima;  las bebés recuperadas por este medio, son enviadas a orfanatos para darlas en adopción. Desde que el programa comenzó, el gobierno reporta que han sido abandonadas 3700 bebés, la mayoría de las cuales han sido adoptadas por familias de clase media que no tienen hijos.


Este programa es realmente controversial, algunos activistas consideran que con éste, el gobierno hindú está legitimando y alentando el desechar a las niñas, como si fueran basura, en lugar de atacar los problemas sociales y culturales de fondo que convierten a la India en un país tan violento y peligroso para las mujeres.
Según las estadísticas, en la India cada 30 minutos una mujer es violada y el sistema de justicia es completamente ineficaz para evitarlo o hacer justicia. Las violaciones sexuales dentro del matrimonio, incluso,  no son consideradas como delito.


El poco valor que le dan a las niñas, hace que sean expulsadas pronto del seno familiar, así, el 45% de las mujeres en la India se casan antes de cumplir 18 años, a pesar de que la ley de este país señala que el matrimonio es legal hasta los 18 años.


Los matrimonios infantiles ponen en riesgo la vida de las niñas: los embarazos prematuros que amenazan su salud y las colocan en riesgo de perder la vida, del mismo modo que la violencia doméstica a manos de sus maridos y otros familiares.


Las niñas crecen en contextos adversos donde la falta de educación escolarizada, la pobreza económica, la carencia de un ingreso propio, las fragiliza aún más en un sistema legal que permite y facilita que las niñas y las mujeres vivan bajo esta opresión machista. La desproporción poblacional entre hombres y mujeres, originada por los abortos selectivos y los infanticidios de niñas, también refuerzan el tráfico de esposas, vulnerando aún más a las niñas y las mujeres en la India.


En el caso de China encontramos que existe una restricción gubernamental que prohíbe tener más de un hijo. Sin embargo hay algunas excepciones, por ejemplo cuando la pareja vive en el campo y tiene una niña se le permite tener un segundo hijo; esta práctica promueve el infanticidio y el aborto selectivo, pues las familias buscarán que ese segundo hijo sea un varón.


Del mismo modo que en India, aquí se tiene un problema demográfico, porque nacen 914 niñas por cada 1000 niños, esto sucede porque no se cumple la ley dominando los abortos selectivos. El comportamiento demográfico  normal sería que nacieran más mujeres. En este país, según los datos oficiales, el 97.5 por ciento de los bebés abortados son niñas. Otras son abandonadas al nacer y muchas son vendidas a parejas infértiles, en formas clandestinas, para que las autoridades no tomen conocimiento. Una norma de 1994 prohibió que en China se utilizaran las ecografías para revelar el sexo del feto, no obstante, en los hechos, se sigue considerando normal que las familias consumen generocidios para tener un hijo varón, lo cual muestra la falta de interés del gobierno por comprender el problema de fondo, lo cual implicaría mayores cambios en la ley y en un claro impulso de las políticas de salud sexual y reproductiva con perspectiva de género.


El resultado es notorio en el desequilibrio entre la población masculina y femenina. Millones de hombres no consiguen una esposa. Existe por ello un tradicional fenómeno de tráfico de mujeres. En algunos lugares hay seis hombres por cada mujer. Se estima que 17 millones de niñas están "faltando" en la población de China. Son las mismas que han estado asesinando, al practicar el infanticidio y el abandono de criaturas.


Aunque el aborto selectivo por sexo está prohibido en China,  el examen por ultrasonido, que determina fácilmente el sexo, es una práctica regular, conseguida mediante soborno.


Las niñas que sobreviven acaban en orfanatos precarios. El gobierno chino insiste en la política de limitar la familia e ignora el problema de la discriminación contra las hijas mujeres.


En 2001, fue un escándalo internacional la publicación de una serie de fotografías publicadas por  Abigail Haworth, en la revista Marie Claire. En ellas se observa el cuerpo de una pequeña niña recién nacida tirada en una calle muy transitada, en la provincia China de Hunam. Esta escena inimaginable de horror y crueldad se repite constantemente ante la mirada indiferente de los transeúntes. La periodista narró cómo, autobuses y cientos de bicicletas pasaban junto al cadáver, desparramando barro sobre el cuerpecito, pero nadie hizo algo para levantarlo. La bebé se encontraba tirada cerca de la oficina fiscal del gobierno y muchas personas pasaban caminando, pero nadie hacía nada. Los policías, cuando llegaron, se preocuparon más por  las fotos de la reportera que por la vida de la bebé. Esto se debe sin duda, a que en China, es común el infanticidio de niñas y  a que muchos opinan "que las niñas son una basura...", afirma la periodista.


Con estos ejemplos, debemos sensibilizarnos y concientizarnos acerca de las dificultades que enfrentan las niñas del mundo debido a la discriminación y a la violencia de género que persiste.


En México y en San Luis Potosí, tenemos también mucho que aprender para hacer visible la condición de las niñas más pobres. Tenemos recientes datos de lamentables feminicidios de niñas y sabemos que muchas otras que viven en condiciones muy vulnerables, que desde que nacen son víctimas del desprecio de sus padres o familiares.


Es urgente actuar en el sentido de reconocer sus derechos y de buscar nuevas formas para romper los ciclos de violencia y de discriminación de los que son víctimas. Es necesario combatir la violencia misógina que nos lastima como sociedad, especialmente cuando nos damos cuenta de la gravedad con la que está afectando a las personas más indefensas y vulnerables: las niñas.





[1] Asamblea General el 19 de diciembre de 2011 [sobre la base del informe de la Tercera Comisión (A/66/462/Add.2)] 66/170.