Me gustan los
estudiantes
porque son la levadura
del pan que saldrá del horno
con toda su sabrosura
para la boca del pobre
que come con amargura.
Caramba y zamba la cosa,
viva la literatura.
porque son la levadura
del pan que saldrá del horno
con toda su sabrosura
para la boca del pobre
que come con amargura.
Caramba y zamba la cosa,
viva la literatura.
Me gustan los
estudiantes (Violeta
Parra)
Una mirada tecnocrática
podría decir que el tiempo se detuvo en Ayotzinapa o en las otras 16 normales
rurales que sobreviven a este proyecto educativo iniciado en 1926. También
podría afirmarse que estos jóvenes reivindican algo que todos los mexicanos –no
solo los estudiantes- debiéramos procurar: un poco de conciencia de la situación
social de nuestro país.
La respuesta del Estado
frente a los normalistas rurales, ha ido desde las medidas de castigo de
alimentos y servicios para los internados hasta las formas represivas,
recordemos por ejemplo la lucha de la Escuela Normal de El Mexe, en el estado
de Hidalgo, que en el 2000, cuando los jóvenes pedían becas al gobierno del
estado, procedieron a cortarles el agua, la luz, el gas y la comida para
impedir que funcionara el internado. Poco después el gobierno envió a un grupo
de policías-granaderos para desalojar a los jóvenes que tomaron el edificio y
para sorpresa de los mismos, fue la comunidad de Tepatepec la que se incorporó
a apoyar a los estudiantes, capturando a los policías y exhibiéndolos como
traidores y represores de los jóvenes.
Generalmente ante los
intentos de someter a los internados por medio de la privación de alimentos,
son los mismos campesinos que rodean a las escuelas, los que proveen a los
jóvenes para que puedan seguir adelante en sus luchas. En el caso de El Mexe,
además fueron los habitantes de las comunidades los que enfrentaron a la
policía y retuvieron a 68 granaderos a los que tomaron cautivos para canjearlos
por los estudiantes que tenían detenidos. Ocho años después el gobierno logró
cerrar la Normal rural de El Mexe, abriendo en su lugar una Universidad
Tecnológica. El actual Secretario de Gobernación, por cierto, fue uno de los
operadores del proceso de sometimiento
de los jóvenes del Mexe. El cierre de la institución, fue considerado un
triunfo político para los priistas hidalguenses.
Los estudiantes de las
normales rurales siguen movilizados defendiendo las normales, organizados en
una de las agrupaciones más antiguas de México, la Federación de Estudiantes
Campesinos Socialistas de México (FECSM), misma que se fundó en 1935 en la
Normal de Roque Guanajuato. La FECSM ha sostenido desde entonces un perfil
combativo y crítico, los comités estudiantiles de cada normal tienen fuertes
vínculos con su federación y cabe decir que participan de formas de co-gobierno
en cada institución. Es decir en cada normal los y las jóvenes y los directivos
toman decisiones sobre la organización de las escuelas, sobre el rumbo de la
educación, con ello puede entenderse que su federación estudiantil, tiene
impacto en la forma en que se orientan las normales en todo el país.
La FECSM vigila que se
mantenga asimismo, la formación de los y las estudiantes en torno a cinco ejes
que reivindican: 1) Eje académico, que corresponde a los contenidos
curriculares de la formación de maestros que se aplica en todo el país. Cabe
decir que anteriormente había contenidos diferenciados para normales rurales y
urbanas y actualmente son los mismos; 2) el eje de producción, es el que define
las prácticas agropecuarias que deben aprender en la institución, en estas se
enseña a cultivar ya cuidar animales en ocasiones, los productos derivados de
sus parcelas son empleados para la alimentación del internado o bien son
comercializados para cubrir otro tipo de gastos. 3) El eje político, es el núcleo de formación
de conciencia social del papel del maestro rural y confirma su compromiso con
el desarrollo y la educación de los pobres del campo; 4) El eje deportivo es
muy relevante, los y las estudiantes de los internados realizan ejercicio
físico frecuente y se procura la buena
condición física, tanto como la práctica de deportes en grupo que favorecen los
encuentros y competencias deportivas y finalmente el 5) Eje cultural, en el que
adquieren habilidades para el teatro, música, danza y la oratoria. En cada eje,
buscan siempre ligarse con las comunidades que constituyen el entorno de las
escuelas. Llevan teatro o deporte a las comunidades, además de lo que aportan
en las prácticas pedagógicas.
Sus rondallas aparecen en
youtube entonando canciones de amor y mostrando con orgullo las diapositivas de
las imágenes de su escuela, con sus murales de figuras emblemáticas de las
revoluciones latinoamericanas y lo más cercano a su ideología y prácticas de
cogobierno y de reflexión sobre las
escuelas.
La conciencia social de
estos jóvenes es la parte que más incomoda e interpela a los gobernantes y a
sectores conservadores de nuestro país. Aún hoy en día tenemos funcionarios
públicos que ven en cada joven un posible delincuente, sin nada que aportar y
al desearían tratarlos por la fuerza antes que intentar dialogar con ellos; si
además se trata de muchachos o muchachas pobres o indígenas, recibirán
adicionalmente un trato discriminador, con desprecio racista y sexista, según
sea el caso. Así, tener conciencia social, puede ser visto como un ingrediente
de peligrosidad añadido en los estudiantes. En esta lógica, erróneamente,
parece justificado hacer uso de la fuerza pública, incluso en las redes
sociales uno ve más de una voz autoritaria que acusa a los jóvenes, de buscarse
los excesos de la fuerza pública. En este país se prohíbe y se castiga a
quienes se preocupan por las condiciones
del pueblo, por los campesinos y a los que se oponen a las políticas del BID y
del FMI, o a quienes no participan de las últimas reformas educativas o a los
que piden escuelas dignas. Los hechos de Ayotzinapa son una muestra de la
molestia que pueden ser para sectores conservadores los jóvenes con conciencia
social. Afortunadamente somos muchos los que pensamos diferente y planteamos como
agravio a la sociedad y a los derechos humanos,
el trato dado a los normalistas de Ayotzinapa.