miércoles, 27 de agosto de 2014

Cuatro presidentas en el mundo masculino del fútbol

Cuando una mujer entra en política, la mujer cambia;

Cuando muchas mujeres entran en la política, cambian la política.

Michelle Bachelet





El reciente Campeonato Mundial de Futbol realizado en Brasil,  será recordado por el hecho sin precedentes en la historia del futbol y de la humanidad, de la presencia de cuatro presidentas que acompañaron a su respectiva selección: Dilma Roussef (Brasil), Angela Merkel (Alemania), Michelle Bachelet (Chile) y Cristina Fernández Kirchner (Argentina).  Las cuatro jugaron el juego de la política, el que mejor saben jugar.

Dilma Roussef, Economista, luchadora social,  política, madre de una hija y  presidenta de Brasil, apostó a la pasión brasileña por el futbol para que la autorizaran a gastar en formar espectacular para una fiesta que mostrara a Brasil como una nueva potencia mundial. Fue criticada durante cuatro años seguidos, por los gastos excesivos en un país con grandes desigualdades. El oropel en torno al gran espectáculo con que pensaba vender ilusiones de grandeza a los brasileños, generó una respuesta social aleccionadora y fue una muestra de la gran dignidad de los brasileños. Mucho circo y panes amargos y caros, muy caros para los brasileños. Pese a todo, cabe decir que la popularidad de Dilma en las encuestas no decayó como se esperaba. La jugada maestra no salió como ella esperaba y no pudo ocultar frente a los medios una gran decepción por el mal desempeño de su selección, su mayor debilidad. Se mostró ante millones y millones de seguidores de las noticias, enojada  por las golizas recibidas por su equipo,  decepcionada ella y su nación.

La presencia de una de las mujeres más poderosas del planeta fue sin duda la de Ángela Merkel, Canciller de Alemania desde 2005, líder del  G8 y también del Consejo Europeo,  Merkel es el caso de una científica que se convirtió en exitosa política, que ha logrado inteligentes alianzas y el apoyo de más del 42% del electorado. Ángela a sus 60 años, es la más joven de las cuatro presidentas,  la vimos dando saltos de emoción en el Maracaná por cada gol que le dio el triunfo a su selección. Sin tanto drama y con su pragmatismo usual, logró capitalizar el triunfo de una selección que no parecía llegar con contundencia a las porterías y que no parecía resistir el calor de Río de Janeiro, pero que logró ganar a los latinoamericanos en Latinoamérica.

Michelle Bachelet, presidenta de Chile, Médica convertida en política, exministra de defensa y madre de tres hijos, también se puso la “roja”  y acompañó con su gran sonrisa a los muchachos de su selección a sabiendas de que la tenían difícil.

La presidenta Argentina Cristina Kitchner, abogada, luchadora social y madre de dos hijos, aunque no la vimos en los estadios, logró construir rápidamente un discurso políticamente capitalizable, tomando frente a la derrota de su selección, una actitud generosa y agradecida con los esforzados jugadores. “No me gusta el fútbol” dijo frente a las cámaras, pero “estoy orgullosa de ustedes por darle un momento de felicidad al pueblo”. La selección subcampeona, apareció muy elegante en los noticieros de todo el mundo, luciendo elegantes y muy serenos junto a su presidenta, ya no como "asesinos" como los llamaban en los partidos, sino como los chicos buenos que en voz de Messi, -el más bueno de todos- afirmaba que se sentía satisfecho de "que le dieron un poquito de felicidad a los argentinos".

Frente a la derrota, los malos arbitrajes y los negocios de la FIFA, las presidentas hablaban de otras cosas: Michelle afirmaba la fortaleza de los chilenos frente a la adversidad, Cristina mencionaba la forma en que su selección hizo mucho con muy poco, Dilma convocaba a pedir por la salud de su delantero estrella recientemente lesionado.  Ellas no hablaron del futbol como negocio, -aunque sus países participan de ello, obviamente-, se preocupaban en sus discursos  por dar contención emocional a la gente común frente a la derrota, frente a la violencia,  insistían en que lo importante era pasar un rato felices con el juego del balón.

Como estudiosa, no del futbol, pero sí de la perspectiva de género, pude darme cuenta que aunque la FIFA deja poco espacio para que suceda, eso que llaman “el milagro del futbol”.  El verdadero milagro que encontramos en este mundial, fue la presencia de cuatro mujeres presidentas, campeonas indiscutibles de la política. Se trata de cuatro mujeres que representan los logros de la participación política de las mujeres en el siglo XX.  Recordemos que la política y el futbol, siguen siendo en general territorios masculinos y que el desempeño de las mujeres ha sido ampliamente cuestionado y frenado en estos espacios bajo argumentos sexistas.

Para valor más a las mujeres presidentas, recordemos que la participación política de las mujeres en puestos de representación es muy reciente. En Alemania, por ejemplo, las mujeres después de muchas luchas lograron el derecho a votar a partir de 1919 y durante el gobierno Nazi lo perdieron, para recobrarlo después de la Segunda Guerra Mundial. En Brasil empezó el decreto que permitía votar a las mujeres en 1932 y en Argentina en 1952, logrando que hubiera las primeras 23 diputadas y senadoras en este país. En Chile las mujeres votaron por primera vez en elecciones presidenciales en 1952 y han luchado permanentemente por la paridad en la participación electoral. En México, las mujeres han enfrentado procesos complejos y pudieron votar plenamente en 1953, aunque hubo propuestas y leyes parciales, desde 1923.

Más allá de las anécdotas del mundial de 2014, de los goles que nos emocionaron y la fallas del arbitraje que nos enojaron, de las mordidas y golpes entre jugadores, barras y fanáticos, de los insultos a los porteros y las borracheras y otros actos de barbarie asociados con los estereotipos sexistas. La televisión comercial, sigue siendo incapaz de ofrecer una lectura más diversa e inteligente de la presencia femenina, sólo percibe y vende imágenes de mujeres como objetos sexuales, como lo hizo con Shakira y JL, o incluso reduciendo a reporteras deportivas como lo hace con “locas por el futbol”. Este tipo de construcciones de género del espectáculo deportivo son cada vez más insuficientes y limitadas, no dan ni un “poquito de felicidad” a nadie.



Desde una lectura de género, invito a los lectores a que recordemos que en este mundial lo realmente novedoso fue la presencia de cuatro presidentas, es la muestra de algo nuevo que está sucediendo en nuestras realidades, son la prueba de los avances de las mujeres y de la humanidad en la vida democrática para construir sociedades más plurales y equitativas.  

jueves, 21 de agosto de 2014

Rasurando al león en su propia jaula

En 1938 el gobierno cardenista emprendió la expropiación de la industria del petróleo. Básicamente se trataba de cinco capitales de la explotación petrolera, según Lorenzo Meyer: La Huasteca y El Águila, que tenían unos 200 millones de dólares invertidos en equipo y concesiones de terrenos por cerca de un millón de hectáreas. Le seguían en importancia, la Standar Oil, la Corona y la Sinclair. En 1934 también actuaba Petromex de capital mexicano, con muy poca importancia económica aún.1

Es estado Cardenista se había procurado una fuerte base social, no apoyó las posturas antisindicalistas de Calles y  arribaba a nuevas alianzas corporativistas de los trabajadores con el deseo de construir un gobierno basado en el apoyo popular. De esta manera en 1936 se fundó la CTM Central de Trabajadores de México, que reunía a una gran cantidad de sindicatos pequeños y medianos de todo el país.

Cuando Cárdenas decide expropiar la industria petrolera, eran momentos en los que contaba con un fuerte apoyo del nuevo sindicalismo y además había logrado crear un ejército centralizado, así como el gradual desarme de diferentes grupos armados regionales.

Se sentaban las bases de la legitimidad factual de un estado  basado en una tradición liberal, en la no reelección y el nacionalismo revolucionario  como ideología hegemónica. Todos aquellos que no respaldaran estos principios quedaban en la ilegitimidad. Como le sucedió al Caudillo potosino Saturnino Cedillo, que deseaba seguir controlando el poder regional y para ello acudía a las viejas formas tradicionales de control sostenida por grupos armados de campesinos.  Cárdenas promovía una nueva configuración de la clase política, estaba consciente de su heterogeneidad y  poco a poco iba socavando los autoritarismos regionales.

La expropiación demostró la fuerza de las nuevas bases de legitimidad del estado posrevolucionario, pues aunque en San Luis Potosí estaba un fuerte grupo armado, opositor a Cárdenas, no funcionó como en el pasado.

Mateo Hernández Netro,  gobernador Cedillista,  fue quien promovió el desconocimiento de  Cárdenas como Presidente. Este levantamiento contra el poder central, fue conocido como la Rebelión Cedillista, surgió en el contexto de la expropiación petrolera y en momentos en que México era condenado  por la prensa internacional y fustigado por la diplomacia estadounidense y británica, para restablecer el poder de las compañías petroleras.

Cárdenas siguió dando sorpresas, el 18 de mayo se presentó en San Luis Potosí, “para rasurar al león en su propia jaula” como se solía decir. Antes de que hubiera más adhesiones de otros estados, llegó a enfrentar el problema. Caminó sin guardia, por plazas y calles y desde el balcón del palacio de gobierno llamó a los potosinos a que no apoyaran la rebelión cedillista:

Penoso es confesar que aquí, en San Luis Potosí, se vive en inquietud, se habla de sublevaciones, señalándose como causante de todo ello al general Saturnino Cedillo, quien a pesar de que la expropiación petrolera ha hecho vibrar en todos los corazones mexicanos la emoción más viva al ver desplazadas a las compañías extranjeras […] viene dedicándose desde hace tiempo a actividades subversivas; tratando de hacer proselitismo para una rebelión, sin conseguirlo, pues el pueblo está solidarizado con el gobierno para resguardar los intereses de la patria, antes que servir de factor para satisfacer pasiones internas que deberían olvidarse en estos momentos de prueba que vive el país.2

 Cárdenas se quedó varios días e incluso hizo giras por Matehuala y Rio Verde, recibiendo entusiasta apoyo de sindicatos y grupos organizados. El gobernador Netro se escondió en algún lugar de la ciudad y Saturnino Cedillo se replegó hacia la región huasteca. Aunque la hermana de Cedillo habló con Cárdenas y obtuvo una amnistía y un salvoconducto para salvar la vida del caudillo, este continuó en rebelión. Días después, sus tropas volaron trenes en Ciudad Cárdenas  y descarrilaron el tren de pasajeros a Laredo. Sobrevolaban constantemente con aviones la casa donde se estableció el presidente.

En respuesta,  el poder central se afianzó en toda forma en la entidad. Promovió la anulación de los poderes del ejecutivo, legislativo y judicial, de San Luis Potosí. Para el 28 de mayo ya había nuevo gobernador, el General de división Genovevo Rivas Guillén y para el 29 de mayo la esposa e hijas de Saturnino Cedillo estaban saliendo rumbo a Estados Unidos  y el  depuesto gobernador Hernández Netro se rindió en forma incondicional. Pronto se multiplicaron los apoyos locales y regionales a la obra cardenista. Llegaron a San Luis múltiples telegramas de adhesión de gobernadores y senadores, incluidos los de muchos excallistas.

Cárdenas tomo una medida audaz e incluso temeraria, al presentarse en San Luis, y rodeado de enemigos, convocar a fortalecer la legitimidad del estado, al  decir que la actitud de Cedillo era injustificada, antirrevolucionaria, antipatriótica, restándole así cualquier legitimidad a los alzados y a las viejas prácticas donde pasiones internas se anteponían a los intereses de la patria.

Cedillo decidió seguir en combate contra el ejército federal por más tiempo  y murió marcado como antipatriota, el 10 de enero de 1939.

Después de 1938, las reformas cardenistas perdieron impulso, en parte por las fuertes presiones externas, pues la venta del petróleo mexicano que prometía ser todo un éxito por sus bajos precios, era bloqueada por los Estados Unidos en el mercado internacional, lo mismo que la venta de plata y otros productos.

El carismático General, ya no pudo hacer otros de sus proyectos, por ejemplo, la expropiación de las empresas mineras que tanto hubieran cambiado el perfil de nuestra región.  Decidió continuar con  la reforma agraria, -que también fue muy criticada por los norteamericanos-, aunque en formas menos vigorosas.

Uno de los aportes más duradero del cardenismo, no hay que olvidarlo, no fue económico, sino político. Fue el fortalecimiento de las bases de legitimidad de un estado corporativo, amparado en la ideología de la Revolución Mexicana, centralizado y fuerte, que sigue funcionando pese a todo.  Paradójicamente, son esas bases, las que ahora permiten que la actual clase política emprenda nuevas reformas estructurales, mismas que les generan un gran reto, puesto que quienes las impulsan, aún no convencen a la población de que son reformas y medidas patrióticas, ni históricamente indispensables,  ni existe confianza en la eficacia y honestidad con que se negocian.

1 Lorenzo Meyer,  México y los Estados Unidos en el conflicto petrolero (1917-1942), El Colegio de México, México, 1972.


2 Discurso del Presidente Cárdenas, 18 de mayo de 1938, citado por Gustavo Corona Figueroa, Lázaro Cárdenas y la expropiación de la Industria Petrolera en México. Bib. de Nicolaitas notables, No. 56, Morelia, Mich, México, 1996, p.358.

miércoles, 13 de agosto de 2014

La sorpresiva expropiación de la industria petrolera

El 23 de marzo de 1938, el Presidente de México, Lázaro Cárdenas,  escribió en su diario, recordando los acontecimientos de los días anteriores: “Siendo las 3 hrs. del 19 (sábado) firmé en palacio el decreto de expropiación que formularon los señores licenciados Eduardo Suárez, Raúl Castellano, Antonio Villalobos, Enrique Calderón, el secretario de Economía Efraín Buenrostro y el ingeniero Manuel Santillán, director de la Administración General del Petróleo. […] con un acto así, México contribuye con los demás países de Hispanoamérica para que se sacudan un tanto la dictadura económica del capitalismo imperialista.”

Pero además registró “He hablado al pueblo pidiendo su respaldo, no sólo por la reivindicación de la riqueza petrolera, sino por la dignidad de México que pretenden burlar extranjeros que han obtenido grandes beneficios de nuestros recursos naturales, y que abusan considerándose ajenos a los problemas del país.”

Las compañías se habían negado a otorgar aumento salarial a los trabajadores mexicanos que ganaban sueldos inferiores a los mineros y a los ferrocarrileros. Se negaban a acatar las disposiciones de los jueces mexicanos para resolver el conflicto salarial. Asimismo señalaban que no tenían utilidades y que requerían más apoyos y libertades por parte del gobierno para hacer las grandes inversiones que implicaba la industria petrolera.

Un grupo de peritos enviados por el presidente, demostró que las empresas mentían en cada punto. Incluso eran ampliamente conocidas las amenazas para que el gobierno no interfiriera en las actividades de las empresas petroleras.

Desde treinta años atrás, por ejemplo en Veracruz, el  Gral. Cándido Aguilar fue amenazado por el General norteamericano, Fletcher, quien le dijo que de no retirarse de la zona petrolera de la región de Tuxpan en 24 horas, enviaría tropas de desembarco de los Estados Unidos para garantizar la vida e intereses de los ciudadanos americanos. El General Aguilar estaba atento a los 13 barcos americanos que fondeaban la laguna de Tamiahua. La respuesta de Aguilar, fue definitiva, no estaban en peligro las vidas de los ciudadanos norteamericanos y sus familias, pero “de llegar a cabo la amenaza de desembarcar tropas de los Estados Unidos en territorio mexicano, me veré obligado a combatirlas, a incendiar los pozos petroleros que están en la región de mi dependencia..  “ escribió  “comprendí que si abandonábamos la zona petrolera no tendríamos ya poder sobre nuestras propias fuerzas, sentando un precedente fatal para el país, al aceptar que una potencia extranjera expulsara a los mexicanos de su propio territorio”.

La noche del 18 de marzo de 1938, cuando el Presidente Cárdenas emitió por radio su discurso a la nación, fue claro al afirmar que la riqueza potencial de la industria petrolera no había llegado a los mexicanos, que las empresas, explotaban el trabajo nativo en formas humillantes, que no pagaban impuestos y que hacían un conjunto de trampas legales para evitar mostrar sus ganancias reales. Que disfrutaban de privilegios económicos y tolerancia gubernamental, pues incluso tenían su policía privada que cometía asesinatos y abusos contra los trabajadores y la población.        

Las empresas, insistía el presidente, incluso en las comunidades circundantes a las explotaciones petroleras, no fundaban progreso alguno, ni hospitales ni escuelas. Dañaban la naturaleza y no hacían obras para mejorar la vida de los habitantes, ni mejoras de agua y saneamiento, ni plantas de luz.  En contraste, el personal extranjero vivía con mucho confort, en colonias elegantes, con refrigeración, sanidad y lujos.

Cerró su discurso diciéndose esperanzado de las virtudes de la expropiación de la industria petrolera: “Hoy podrá la nación fincar buena parte de su crédito en la industria del petróleo y desarrollar con amplitud su economía”.

Es decir, desde 1901  ya se habían experimentado en México, formas libres de hacer concesiones para la explotación privada de la industria petrolera con resultados empobrecedores para los trabajadores, los pueblos y la soberanía nacional.

Los gobernantes de entonces quizá no hubieran tenido que expropiar nada, si no hubiera sido por la arrogancia y voracidad de los empresarios petroleros.

La presión internacional para privatizar la industria del petróleo ha sido permanente, desde su surgimiento,  las empresas interesadas invierten grandes cantidades en peritos financieros y técnicos que defienden las medidas antiestatistas.

Hace 76 años el presidente mexicano recibía el apoyo total de su pueblo y la crítica de la prensa extranjera.

La sorpresa internacional por la noticia de la expropiación de los bienes de las empresas petroleras británicas y norteamericanas, no se dejó esperar.  En los diarios se llamó a los mexicanos como ladrones y bandidos. Se convocaba al gobierno de los Estados Unidos a obligar a los mexicanos a que devolvieran los bienes expropiados, aunque para ello hicieran uso de la fuerza y hubiera una guerra contra México.

Ante la actual reforma petrolera, vale la pena revisar en la memoria, las grandes estrategias y deudas que enfrentamos ayer y hoy, para aprovechar el potencial de la industria del petróleo. Los ciudadanos debemos estar alertas para comprender los nuevos discursos y reconocer a los nuevos actores políticos que emergen con el deseo de capitalizar política y económicamente el potencial –inmenso y aparentemente inaprensible para el pueblo- que representa el oro negro.

Nota: las citas que se incluyen, fueron tomadas del texto testimonial de un activo colaborador de Cárdenas: Gustavo Corona Figueroa, Lázaro Cárdenas y la expropiación de la Industria Petrolera en México. Bib. de Nicolaitas notables, No. 56, Morelia, Mich, México, 1996.