Cuando una mujer entra en
política, la mujer cambia;
Cuando muchas mujeres entran
en la política, cambian la política.
Michelle Bachelet
El reciente Campeonato
Mundial de Futbol realizado en Brasil,
será recordado por el hecho sin precedentes en la historia del futbol y
de la humanidad, de la presencia de cuatro presidentas que acompañaron a su
respectiva selección: Dilma Roussef (Brasil), Angela Merkel (Alemania),
Michelle Bachelet (Chile) y Cristina Fernández Kirchner (Argentina). Las cuatro jugaron el juego de la política,
el que mejor saben jugar.
Dilma Roussef, Economista,
luchadora social, política, madre de una
hija y presidenta de Brasil, apostó a la
pasión brasileña por el futbol para que la autorizaran a gastar en formar
espectacular para una fiesta que mostrara a Brasil como una nueva potencia
mundial. Fue criticada durante cuatro años seguidos, por los gastos excesivos en
un país con grandes desigualdades. El oropel en torno al gran espectáculo con
que pensaba vender ilusiones de grandeza a los brasileños, generó una respuesta
social aleccionadora y fue una muestra de la gran dignidad de los brasileños.
Mucho circo y panes amargos y caros, muy caros para los brasileños. Pese a
todo, cabe decir que la popularidad de Dilma en las encuestas no decayó como se
esperaba. La jugada maestra no salió como ella esperaba y no pudo ocultar
frente a los medios una gran decepción por el mal desempeño de su selección, su
mayor debilidad. Se mostró ante millones y millones de seguidores de las
noticias, enojada por las golizas
recibidas por su equipo, decepcionada
ella y su nación.
La presencia de una de las
mujeres más poderosas del planeta fue sin duda la de Ángela Merkel, Canciller
de Alemania desde 2005, líder del G8 y
también del Consejo Europeo, Merkel es
el caso de una científica que se convirtió en exitosa política, que ha logrado
inteligentes alianzas y el apoyo de más del 42% del electorado. Ángela a sus 60
años, es la más joven de las cuatro presidentas, la vimos dando saltos de emoción en el
Maracaná por cada gol que le dio el triunfo a su selección. Sin tanto drama y
con su pragmatismo usual, logró capitalizar el triunfo de una selección que no
parecía llegar con contundencia a las porterías y que no parecía resistir el
calor de Río de Janeiro, pero que logró ganar a los latinoamericanos en
Latinoamérica.
Michelle Bachelet,
presidenta de Chile, Médica convertida en política, exministra de defensa y
madre de tres hijos, también se puso la “roja”
y acompañó con su gran sonrisa a los muchachos de su selección a
sabiendas de que la tenían difícil.
La presidenta Argentina
Cristina Kitchner, abogada, luchadora social y madre de dos hijos, aunque no la
vimos en los estadios, logró construir rápidamente un discurso políticamente
capitalizable, tomando frente a la derrota de su selección, una actitud
generosa y agradecida con los esforzados jugadores. “No me gusta el fútbol”
dijo frente a las cámaras, pero “estoy orgullosa de ustedes por darle un
momento de felicidad al pueblo”. La selección subcampeona, apareció muy
elegante en los noticieros de todo el mundo, luciendo elegantes y muy serenos
junto a su presidenta, ya no como "asesinos" como los llamaban en los
partidos, sino como los chicos buenos que en voz de Messi, -el más bueno de
todos- afirmaba que se sentía satisfecho de "que le dieron un poquito de
felicidad a los argentinos".
Frente a la derrota, los
malos arbitrajes y los negocios de la FIFA, las presidentas hablaban de otras
cosas: Michelle afirmaba la fortaleza de los chilenos frente a la adversidad,
Cristina mencionaba la forma en que su selección hizo mucho con muy poco, Dilma
convocaba a pedir por la salud de su delantero estrella recientemente
lesionado. Ellas no hablaron del futbol
como negocio, -aunque sus países participan de ello, obviamente-, se
preocupaban en sus discursos por dar contención
emocional a la gente común frente a la derrota, frente a la violencia, insistían en que lo importante era pasar un
rato felices con el juego del balón.
Como estudiosa, no del
futbol, pero sí de la perspectiva de género, pude darme cuenta que aunque la
FIFA deja poco espacio para que suceda, eso que llaman “el milagro del futbol”. El verdadero milagro que encontramos en este
mundial, fue la presencia de cuatro mujeres presidentas, campeonas
indiscutibles de la política. Se trata de cuatro mujeres que representan los
logros de la participación política de las mujeres en el siglo XX. Recordemos que la política y el futbol,
siguen siendo en general territorios masculinos y que el desempeño de las
mujeres ha sido ampliamente cuestionado y frenado en estos espacios bajo
argumentos sexistas.
Para valor más a las mujeres
presidentas, recordemos que la participación política de las mujeres en puestos
de representación es muy reciente. En Alemania, por ejemplo, las mujeres
después de muchas luchas lograron el derecho a votar a partir de 1919 y durante
el gobierno Nazi lo perdieron, para recobrarlo después de la Segunda Guerra
Mundial. En Brasil empezó el decreto que permitía votar a las mujeres en 1932 y
en Argentina en 1952, logrando que hubiera las primeras 23 diputadas y
senadoras en este país. En Chile las mujeres votaron por primera vez en
elecciones presidenciales en 1952 y han luchado permanentemente por la paridad
en la participación electoral. En México, las mujeres han enfrentado procesos
complejos y pudieron votar plenamente en 1953, aunque hubo propuestas y leyes
parciales, desde 1923.
Más allá de las anécdotas
del mundial de 2014, de los goles que nos emocionaron y la fallas del arbitraje
que nos enojaron, de las mordidas y golpes entre jugadores, barras y fanáticos,
de los insultos a los porteros y las borracheras y otros actos de barbarie
asociados con los estereotipos sexistas. La televisión comercial, sigue siendo
incapaz de ofrecer una lectura más diversa e inteligente de la presencia
femenina, sólo percibe y vende imágenes de mujeres como objetos sexuales, como
lo hizo con Shakira y JL, o incluso reduciendo a reporteras deportivas como lo
hace con “locas por el futbol”. Este tipo de construcciones de género del
espectáculo deportivo son cada vez más insuficientes y limitadas, no dan ni un
“poquito de felicidad” a nadie.
Desde una lectura de género,
invito a los lectores a que recordemos que en este mundial lo realmente
novedoso fue la presencia de cuatro presidentas, es la muestra de algo nuevo
que está sucediendo en nuestras realidades, son la prueba de los avances de las
mujeres y de la humanidad en la vida democrática para construir sociedades más
plurales y equitativas.