“Las
manos de mi madre llegan al patio desde temprano
todo se vuelve fiesta, cuando ellas vuelan
junto a otros pájaros, junto a los pájaros, que aman la vida
y la construyen con los trabajos
arde la leña, harina y barro,
lo cotidiano se vuelve mágico
todo se vuelve fiesta, cuando ellas vuelan
junto a otros pájaros, junto a los pájaros, que aman la vida
y la construyen con los trabajos
arde la leña, harina y barro,
lo cotidiano se vuelve mágico
se
vuelve mágico
Las manos de mi madre, me representan un cielo abierto
y un recuerdo añorado, trapos calientes en los inviernos”
y un recuerdo añorado, trapos calientes en los inviernos”
Peteco
Carabajal /Mercedes Sosa
Las
ecónomas en México, han sido y son las mujeres que atienden la cocina y vida
doméstica de los internados rurales, pero que en realidad hacen de madres
sustitutas, que proveen afecto, comida caliente, soporte emocional y moral a
los niños y niñas indígenas que
requieren vivir lejos de sus familias, en un albergue, para poder acceder a una
escuela en las comunidades rurales. Su nombre en el diccionario y en las
definiciones pedagógicas no existe
En
México los albergues indígenas hoy llamados Casa del niño indígena y
también los comedores que ofrecen solo
servicio de alimentos, atienden a casi 60 mil niños y niñas, en 27 entidades de
todo el país. En San Luis Potosí hay 34 albergues de los cuales 8 solo dan servicio
de comedor. Operan interinstitucionalmente entre la Comisión para el Desarrollo
de los Pueblos Indígenas y la Secretaría de Educación Pública.
(Véase
http://www.cdi.gob.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=317 )
Las
ecónomas son definidas como las personas responsables del servicio de
alimentación en las Casas o Comedores del Niño Indígena, según la Guía
Operativa de la CDI. No obstante sus
tareas no se limitan a la cocina, tienen plazas muy bajas, similares a las de
intendente, con salarios menores a 3700 pesos mensuales y entre sus funciones
deben sustituir al Jefe de la Casa cuando éste se ausente.
La
realidad es que los Jefes, -maestros designados por la SEP-, permanecen poco
tiempo en los albergues, prefieren su ubicación en escuelas para trabajar con
grupo, pues la dirección de un albergue implica radicar en la institución y
atender a más niños que llegan en condiciones muy vulnerables, son muchas
responsabilidades y tiempo completo de lunes a viernes. Pocos maestros y
maestras, son los que asumen este trabajo con el amor y la dedicación que
demandan. Las que permanecen todo el año, finalmente, son las ecónomas,
realizando como pueden todas las tareas de un jefe y de una madre para una
comunidad diversa de niños y adolescentes, que llegan con historias de pobreza,
desnutrición y discriminación.
Ellas
se asumen como las responsables de la nutrición de los niños y de acompañar su
adaptación en la casa. En la vida cotidiana del albergue organizan desde el
menú, hasta autodisciplina para el manejo de los horarios y rutinas de los niños.
Apoyan sus tareas escolares, les enseñan higiene, los cuidan cuando están
enfermos, los entretienen, los consuelan cuando se deprimen, los escuchan
acerca de sus problemas que viven en la escuela y en su familia, entre otras
mil demandas que tienen los niños y niñas en un internado.
Es
importante aclarar que las Casas también reciben ahora a adolescentes y
jóvenes, de manera que en estos establecimientos pueden habitar personas de 5 a
27 años, pues el objetivo de las mismas es garantizar la permanencia y
conclusión de los estudios a jóvenes de escasos recursos.
Manteniendo
la estructura del pasado, con el mismo personal, que incluye un Jefe
(generalmente temporal) y una ecónoma (permanente), con el hipotético apoyo de un comité de
padres de familia, una Casa del niño indígena (que ya no es solo de niños),
llega a hospedar hasta 60 beneficiarios
de diferentes edades y niveles de escolaridad, entre hombres y mujeres, para
apoyar su derecho a la educación.
La
complejidad de estas casas es enorme, pues puede haber niños pequeños empezando
la educación primaria, que aún entienden poco el español; otros en plena
pubertad y adolescencia en cursando la secundaria y otros más en la prepa,
entrando a la juventud, con las rebeldías e inquietudes propias de su edad.
Las
ecónomas señalan que ellas cuidan que todos coman bien tres veces al día,
aunque no es tan fácil logran incluir las dietas nutricionales tal como se
indican, porque hay muchos niños –en
estado de desnutrición- que solo desean comer tortillas y frijoles, como en su
casa. Ellas les enseñan a bañarse y a usar regaderas, a cepillarse los dientes,
a mantener aseada su cama y a ayudar en algunos quehaceres de la casa. Los
niños de albergue, generalmente están en rezago educativo y toca a ellas
ayudarles a hacer las tareas, incluso hablar con los maestros en el papel de
tutoras. Su papel, en este periodo de adaptación es muy importante para que los
niños “no se escapen” o deserten de la escuela y del internado.
Los
niños salen los viernes para sus casas, algunos tienen que caminar durante
horas y/o gastar hasta 250 pesos por viaje, que es lo que cobran las camionetas
particulares que los transportan a las
comunidades. Cabe decir que la beca alimenticia que el Estado da para cada niño
se calcula en 600 pesos mensuales. Maestras y ecónomas están al pendiente de
que los niños no pasen peligros en los caminos y regresen a la escuela y al
albergue.
La
preparación de alimentos y la higiene del albergue, en no pocos casos, enfrenta
a las ecónomas y a los niños, a las mismas precariedades que viven las
comunidades indígenas. Hay que acarrear agua del pozo, hay que buscar leña si
no hay gas, hay que “tortear” para hacer tortillas diariamente, para alimentar
a los niños tres veces al día. Los Comités de apoyo, -en los que participan
también algunas madres de familia-,
apoyan en algunos casos en estas tareas, pero de no hacerlo, toca a las
ecónomas sacar adelante el día a día. Ellas tienen que resolver usando ingenio,
redes y los recursos disponibles.
Nuevamente
estamos frente a un caso donde las políticas sociales depositan en las mujeres
un gran peso para operar y cristalizar los programas. Como ha sucedido en el
programa de Oportunidades, hoy llamado Prospera: son las mujeres, la mano
invisible de estas políticas, son las que aportan sus energías para procurar
bienestar a los más vulnerables. Realizan este trabajo por salarios realmente
bajos, y se les demanda una responsabilidad emocional y moral muy alta.
En
todo el mundo, son las mujeres, las que siguen realizando el trabajo de cuidado
y asistencial para seres en condiciones de dependencia, un trabajo doméstico
que no es valorado como un “trabajo” formal por parte del Estado. Por ello,
ningún modelo institucional que se pretenda de avanzada para promover políticas
sociales puede pasar de largo frente a las nuevas concepciones del trabajo de
cuidado y particularmente será puesta a
revisión la posición que le da al trabajo de cuidado.
La
importancia de este tema es central para México, porque sus principales
políticas sociales se basan en el trabajo de las mujeres. Por ejemplo, las
cruzadas para enfrentar el hambre, la desnutrición o el rezago educativo de los
pueblos indígenas, -que reciben millones de pesos del erario público para su
puesta en marcha-, han dejado en el olvido, han invisibilizado aún más el
trabajo de las mujeres que las concretan en el día a día, en los comedores y
albergues.
La
forma de reconocer y hacer justicia a la labor de estas mujeres debe expresarse
en la mejora de sus salarios y condiciones de trabajo, no en el incremento de
su explotación, en diversificar sus oportunidades de capacitación, en contar
con más personal de apoyo e infraestructura en los internados y comedores,
entre otros aspectos. Lo primero que
tenemos que aprender es escucharlas y valorarlas, para hacer visible el trabajo
de cuidado y para llevarlo al diseño de nuevas políticas públicas con
perspectiva de género y de derechos humanos que también las incluya.
[1]
ACUERDO por el que se modifican las Reglas de Operación del Programa de Apoyo a
la Educación Indígena a cargo de la Coordinación General de Fomento al
Desarrollo Indígena de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos
Indígenas para el ejercicio fiscal 2015. Miércoles 24 de diciembre de 2014
DIARIO OFICIAL.
http://www.cdi.gob.mx/programas/2015/2014_12_24_mat_cndpi_educacion_indigena.pdf
No hay comentarios.:
Publicar un comentario