jueves, 16 de julio de 2015

La irrefrenable feminización de la docencia, un proceso marcado por la desigualdad de acceso al poder

"Afortunadamente siguen siendo hombres y mujeres de carne y hueso quienes hacen la historia, aunque sea
en condiciones que ellos mismos no eligieron".
Julia Varela, 1997

Si reconocemos que la presencia de mujeres profesoras es mayoritaria en las escuelas, tanto en el nivel de preescolar como en el de primaria, debemos admitir que se trata, pues, de una profesión feminizada en la base de la pirámide de nuestro sistema educativo, hecho que exige abordar el estudio de los procesos escolares desde la perspectiva del género. La maestra es, y ha sido, después de la madre, quien más tiempo ha dedicado a conformar los hábitos y actitudes de los futuros ciudadanos y ciudadanas. La figura de la maestra es, pues, una referencia de análisis privilegiado para comprender el cambio histórico, social y político de nuestro país y lo que sucede actualmente en la educación.

Si bien ahora se reconoce que la educación básica es el espacio público en el cual se construye la infancia, es importante recordar que las maestras han ocupado un papel fundamental en la formación de la personalidad, costumbres y socialización temprana de las generaciones de ciudadanos del siglo pasado y en el presente.

La figura de las maestras mexicanas, siendo omnipresente en nuestras vidas ha sido ampliamente olvidada en las políticas públicas y educativas.

Los estudios demuestran que la enseñanza primaria en México pese a estar en manos básicamente femeninas sigue siendo sexista y que las maestras participan poco de las decisiones en el sistema educativo y en el poder sindical. Las maestras, como grupo, han tenido y tienen poco poder para generar cambios.

Podríamos afirmar que pese a que el magisterio tuvo una poderosa lideresa sindical, su presencia no modificó el orden de género marcado por la desigualdad, más bien fortaleció las creencias sexistas para organizar el trabajo en las escuelas, donde las maestras educan a los niños pequeños y los maestros tienden a hacer labores de mando y de acción político sindical. Hasta la fecha, las maestras difícilmente llegan a ocupar puestos en las secciones sindicales.

Esto que vemos, tiene una historia, pues el Estado mexicano masificó la escuela pública, con el trabajo femenino. Así, se favoreció el crecimiento de la instrucción pública a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Recordemos que fue en 1867 cuando se estableció la educación primaria como obligatoria para los niños y niñas de 7 a 12 años de edad, ello implicaba la incorporación de maestras para educar a las niñas como se hacía –en forma segregada- en la época. La incorporación creciente de mujeres al magisterio empezó asignando salarios de subsistencia y frágiles condiciones laborales para las mujeres[1]. Posteriormente ellas lucharon para cambiar su situación y lograron una igualdad de salarios en 1933, no obstante las diferencias de mantienen en otras formas, lo más notorio es el desigual acceso al poder y la toma de decisiones.

Esta historia ha sido poco conocida porque se ha ocultado bajo argumentos sexistas y estereotipados como el de que las mujeres poseen de manera natural la disposición para el cuidado de los niños. Así, se ha pasado de largo frente al fenómeno de feminización de la profesión docente en nuestro país, pero, hay que reconocerlo, es un fenómeno que se presenta en todo el mundo, incluso, en los países desarrollados esta tendencia a la feminización de la docencia se mantiene fuerte e irrefrenable, a pesar de que las mujeres tienen amplias oportunidades de explorar otras profesiones.

En el siguiente cuadro podemos ver datos de la  presencia de mujeres en el magisterio de educación básica en América latina en un momento de desarrollo de los proceso de feminización docente.


PARTICIPACIÓN FEMENINA EN LOS ESTAMENTOS DOCENTES
EN LOS DISTINTOS  NIVELES DE ENSEÑANZA
( porcentajes último año disponible)
País
Educación preescolar
Educación primaria
Educación secundaria
Educación superior
ARGENTINA
99 (1988)
91 (1988)
67 (1988)
35 (1987)
BOLIVIA
96 (1990)
57 (1990)
49 (1990)
-
BRASIL
98 (1980)
85 (1980)
53 (1980)
38 (1991)
CHILE
89 (1989)
73 (1991)
51 (1989)
22 (1989)
COLOMBIA
96 (1986)
76 (1986)
44 (1986)
24 (1989)
COSTA RICA
97 (1991)
80  (1991)
54 (1991)
34 (1991)
CUBA
88 (1989)
78 (1991)
47 (1991)
44 (1990)
ECUADOR
95 (1988
65 (1988)
42 (1988)
18 (1988)
EL SALVADOR
95 (1988)
68 (1991)
31 (1988)
26 (1990)
GUATEMALA
93 (1987)
62 (1987)
38(1987)
19 (1987)
HONDURAS
100 (1991)
74 (1991)
-
29 (1989)
MÉXICO
100 (1991)
62 (1975)
33(1975)
-
NICARAGUA
99 (1992)
85 (1992)
57 (1992)
36 (1992)
PANAMA
100 (1989)
63 (1983)
54 (1989)
34 (1986)
PARAGUAY
-
-
-
15 (1987)
PERU
99 (1985)
60 (1985)
46(1983)
22 (1987)
R.DOMINICANA
-
66 (1987)
48 (1987)
28 (1987)
URUGUAY
-
-
-
34 (1986)
VENEZUELA
99 (1991)
74 (1991)
52 (1991)
37 (1989)

Fuente: FLACSO Chile. Base de datos. Mujeres Latinoamericanas en cifras, Santiago 1994. UNESCO Anuario estadístico 1993.

Según los datos para nuestro país, en los años noventa, el nivel de preescolar era de casi un 100 % de mujeres. En el nivel primario representaban dos tercios o más del total. En secundaria eran casi un 50 % y en el nivel superior se reducían a un tercio del total. No obstante son procesos complejos pues: “La composición por sexo del estamento docente no parece guardar relación con la cobertura del nivel; eventualmente se vincula mayormente con las características de los procesos de formación y la valoración de la profesión docente”.[2]  
Por lo anterior, la generación de investigación básica sobre los procesos de feminización docente será muy importante para identificar aspectos de género en el diseño de políticas educativas, especialmente como apoyo a los programa de capacitación de profesores para favorecer acciones afirmativas y de equidad de género.  

En México tenemos una necesidad emergente de impulsar la reflexión y autovaloración de la participación de las mujeres en la educación, qué cuestione por qué las niñas tienen menos oportunidades de educarse, que eleve la participación consciente de las maestras para emprender en su profesión un mejoramiento integral de su trabajo docente y para que aporten nuevas formas de participación política, un campo que no han ejercido y que han delegado a los maestros. Serán reformas educativas de avanzada, las que reconozcan estos retos y las que potencien los aportes de estas silenciadas multitudes de mujeres, a favor de una educación de calidad, más democrática, equitativa y sustentable. 






[1] Es preciso aclarar que no es el único ramo laboral en que se impulsaba la participación femenina, en las comunicaciones telegráficas y telefónicas que eran sectores en expansión que requerían de fuertes inversiones del Estado también se favoreció la feminización del puesto por salir más barato. El impulso de la telegrafía para las mujeres funcionó por un tiempo en Alemania en Inglaterra, pero no así en España y México. Otros sectores tempranamente feminizados fueron los vinculados con la asistencia sanitaria, enfermería, obstetricia y farmacia., en los que las mujeres no eran reconocidas como facultativas sino como auxiliares.
[2] Teresa Valdés y Enrique Gomariz, Coords.  Mujeres Latinoamericanas En Cifras, Tomo comparativo. Ministerio de Asuntos Sociales de España y FLACSO Chile, 1995. p.112.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario